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Hallazgo de Piedras Tacitas en Altos de San Juan, Llolleo, Región de Valparaíso

El presente informe ha sido elaborado por solicitud de José Miguel Morales, vecino del Condominio Altos de Santo Domingo, en el sector de San Juan de Llo Lleo, con el fin de registrar hallazgos arqueológicos y hacer su evaluación científica preliminar. Es por ello que hacemos una presentación de las evidencias registradas en terreno, además de un análisis histórico y geográfico de los antecedentes para una puesta en valor de los sitios patrimoniales de uso antiguo y subactual. Debemos recordar que todos los sitios arqueológicos están protegidos legalmente por el sólo hecho de existir, bajo la Ley 17.288 de Monumentos Nacionales. 

Aceptamos realizar esta labor, dado que tenemos la mirada de considerar que los sitios arqueológicos, aunque vengan de tiempos precolombinos, son protegidos por la población actual al percibirlos como un bien patrimonial, y se constituyen en enclaves culturales (Hermosilla 2017).

Esta preocupación de los habitantes del sector alto de San Juan, se incluye en el marco de la defensa del territorio, relieve, flora, fauna, cursos de agua, tranquilidad y sustentabilidad. En este contexto, vecinos y vecinas del sector han conformado una vigilancia constante de las intervenciones destructivas, para detener la creciente zona de sacrificio de toda la desembocadura del Maipo y su ecotono.

Parte de la filmación de vecinos y vecinas del sector alto de San Juan, monitoreando las constantes obras de deforestación, que afectan a la flora y fauna local al intervenir el territorio.

Antecedentes de Arqueología y Prehistoria

Las serranías litorales cercanas a la desembocadura del Río Maipo, presenta una rica presencia de ecosistemas característicos, que fueron habitadas desde tiempos inmemoriales. La Investigación arqueológica en la zona ha sido especialmente rica, desde principios de siglo XX, y después con las investigaciones de Fernanda Falabella y María Teresa Planella desde inicios de la década del ’80 del mismo siglo (Falabella y Planella 1979).

Los primeros habitantes del área centro sur han sido fechados en más de 14.000 años, según las evidencias de los sitios de Tagua Tagua, un sitio de tipo Paleoindio, pues incluye restos culturales junto a fauna pleistocena. Tras una larga ocupación del territorio por parte de cazadores recolectores, el valle central fue habitado finalmente por poblaciones de horticultores que utilizaban la cerámica unos cientos de años antes de nuestra Era.

En efecto, el Período Alfarero se inicia con la ocupación de los diversos nichos ecológicos de la zona central de Chile. Las primeras poblaciones de este período corresponden a comunidades heterogéneas que fabrican tipos cerámicos de gran fineza, quienes continuaron con prácticas de caza, pesca y recolección, pero que introducen la horticultura de porotos, quínoa, zapallos, ajíes y otras plantas ya domesticadas. Los restos propios de esta cultura son asignados al Período Alfarero Temprano (PAT), y cronológicamente se ubican entre aproximadamente los años 300 aC y 900 dC.

Hacia fines del primer milenio de nuestra Era, suceden cambios bastante revolucionarios en lo que se ha llamado los inicios del Período Intermedio Tardío (PIT). Esta población parece corresponder al pueblo mapuche que encuentran incas y españoles en Chile central, el cual también ha sido denominado Cultura Aconcagua en los ámbitos de los estudios prehistóricos. Al parecer la irrupción de una producción más amplia de maíz, habría posibilitado un crecimiento demográfico importante y la ocupación del valle central como principal centro de habitación, en las cuencas de los ríos Aconcagua, Mapocho, Maipo y Cachapoal. La cerámica característica de este período es de color anaranjado (salmón) con decoraciones geométricas pintadas en negro y rojo, muchas veces con un símbolo identitario llamado trinacrio.

Sobre esta población mapuche de Chile central, hacia el 1450 d.C. se recibe la influencia del Tawantinsuyo (Imperio Incaico), como un flujo cultural que significa la introducción de ciertas prácticas culturales y lingüísticas, las cuales no modifican sustancialmente la ocupación mapuche. La ocupación efectiva del territorio se observa de manera puntual, tanto en la instalación de poblaciones completas trasladadas desde el Norte Chico, como en lugares de fuerte ritualidad como el Santuario del Cerro El Plomo.

Las serranías litorales de Chile Central fueron ocupadas como un hábitat favorecido por la cercanía a diversos espacios litorales y de quebrada que constituían un muy buen abastecimiento para la vida. La cerámica más antigua encontrada en esta zona, fue fabricada el 800 a.C. y fue registrada en el Sitio Curaumilla, en las serranías costeras al sur de Valparaíso (Ramírez et al 1991). Este período se ha llamado de Comunidades Alfareras Iniciales (800 aC- 200 dC). Se trata de los restos de pueblos que habitaban sedentariamente, sin constituir grandes poblados, que vivían fundamentalmente de la recolección silvestre y que cultivaban quínoa.

En el Período Alfarero Temprano (200 -1000/1200 dC), el territorio se puebla por completo, y se encuentran dos tradiciones culturales que poseen contextos propios, en un territorio general compartido. “…una de las particularidades de este período en esta región es la heterogeneidad que existe en términos de expresiones materiales, patrón de asentamiento, prácticas de subsistencia y de funebria, las que reflejan la presencia de distintas unidades grupales” (Falabella et al 2016: 369), o tradiciones culturales, lo cual ha permitido distinguir dos complejos culturales: Bato y Llolleo, según los respectivos sitios tipos cerámicos.

El Complejo Bato se refiere a los patrones de una sociedad de fuerte tradición cazadora-recolectora, más móvil y menos homogénea que Llolleo. El Complejo cultural Llolleo en tanto, corresponde a una sociedad más homogénea, sedentaria y ligada a un modo de vida hortícola. Los grupos Lloleo enterraban a sus muertos bajo el piso de sus viviendas, formando en algunos casos pequeños cementerios, en tanto los asentamientos Aconcagua separaban sus sepulturas en sectores, conformando túmulos de tierra. El ajuar funerario consistía en adornos corporales, piedras horadadas, e instrumentos de molienda, y recipientes de cerámica en su mayoría “matados”, es decir fracturados o perforados intencionalmente.

El Complejo Cultural Llolleo debe su nombre a un sitio arqueológico excavado por Aureliano Oyarzún en 1910, en la localidad del mismo nombre. Se han obtenido fechas de 140+-110 dC y 280+-130 dC en el sitio Santo Domingo-2 (Falabella y Stehberg, 1988).

Formas cerámicas característica del Complejo Cultural Llo Lleo (Falabella et al 2017: 372)
Fragmentos cerámicos con decoración incisa, típica de la alfarería Bato (Falabella et al 2017: 377)

El Complejo Bato se refiere a los patrones de una sociedad de fuerte tradición cazadora-recolectora, más móvil y menos homogénea que Llolleo. El Complejo cultural Llolleo en tanto, corresponde a una sociedad más homogénea, sedentaria y ligada a un modo de vida hortícola. Los grupos Lloleo enterraban a sus muertos bajo el piso de sus viviendas, formando en algunos casos pequeños cementerios, en tanto los asentamientos Aconcagua separaban sus sepulturas en sectores, conformando túmulos de tierra. El ajuar funerario consistía en adornos corporales, piedras horadadas, e instrumentos de molienda, y recipientes de cerámica en su mayoría “matados”, es decir fracturados o perforados intencionalmente.

El Complejo Cultural Llolleo debe su nombre a un sitio arqueológico excavado por Aureliano Oyarzún en 1910, en la localidad del mismo nombre. Se han obtenido fechas de 140+-110 dC y 280+-130 dC en el sitio Santo Domingo-2 (Falabella y Stehberg, 1988).

Se destaca que en estos tiempos de poblamiento Alfarero Temprano, se desarrollan ciertas actividades económicas comunales y aglutinaría grupos de un mismo valle (ej., la población del curso inferior del río Maipo con diversos asentamientos dispersos entre las localidades de San Juan, Lo Gallardo, Tejas verdes y La Boca)” (Falabella y Steheberg, 1988:305). Particularmente, pensamos que en esta sociedad diversa se encuentran los inicios del poblamiento Pikunche de Chile central: pueblos de habla mapuche, que tienen su propia evolución en este territorio, e incluso culminan en el Complejo Cultural Aconcagua. Así se denomina arqueológicamente a las expresiones de este mismo pueblo que se desarrolla entre el 900 y el 1500 dC. La cerámica de tipo Aconcagua, recibe la influencia decorativa de motivos incaicos a partir del 1400 dC. Y así, esta población original convive con el dominio hispánico durante épocas coloniales, pasando de ser habitantes del territorio a inquilinos de fundos o migrando hacia fuentes laborales en puertos y ciudades.

Vasijas del tipo Aconcagua Salmón (Falabella et al 2017: 388)
Puco de color anaranjado de la Cultura Aconcagua, con su característico diseño en la base.
Motivo del trinacrio en puco cerámico del PIT.

Registro en terreno

Con fecha 26 de junio de 2024, fue requerida nuestra presencia en el Condominio Altos de Santo Domingo, en el sector alto de San Juan, al Este de la localidad de Llolleo ante la realización de hallazgos arqueológicos y la preocupación de los habitantes del lugar por su protección, en el contexto de proyectos de inversión altamente destructivos.  Se realizó una visita a terreno el día 3 de julio de 2024, con la guía de José Miguel Morales y acompañados por la vecina de Llolleo Elizabeth Zaldunbide. Se recorrió el terreno inmediato de los hallazgos, que se definieron como dos sitios arqueológicos.

Registro de rocas sin evidencias arqueológicas.

Ubicación de los sitios de interés patrimonial, con respecto al río Maipo, San Juan de Llolleo y Santo Domingo. Fuente, Google Earth 2024.

A continuación, se describe los sitios arqueológicos denominados 1 y 2, con su ubicación georreferenciada (datum WGS84, huso 19).

Sitios de Interés Patrimonial, altos de San Juan, Llolleo

Sitio Este Norte Altitud
1 261.480 6.273.125 127
2A 262.409 6.272.437 210
2B 262.415 6.272.486 204

Sitio 1

Ubicado en pleno condominio Altos de Santo Domingo, en las coordenadas 261.480 / 6.273.125, 127 m. Se trata de un bloque rocoso con una “tacita” o mortero de tamaño mayor a lo habitual en este tipo de artefactos inmuebles, pues la cavidad tiene 42 cm de diámetro y cerca de 70 cm de profundidad. En un sector lateral de la misma roca, se observa una pseudotacita elipsoidal de 1 cm de profundidad de 18 cm de largo. No se observan más rasgos arqueológicos asociados, a pesar de encontrarse una buena visibilidad superficial.

Cabe destacar que está en medio de un área de urbanización, por lo tanto las evidencias pueden haber sido recogidas con anterioridad.

Sitio 1, en el Condominio Alto Santo Domingo y la quebrada.  Fuente, Google Earth 2024.

Sitio 2

Roca llamada “pisada del gigante”, ubicada en un fundo vecino del condominio Altos de Santo Domingo, donde José Miguel Morales llegó por datos entregados por la familia Catalán. Se trata de dos afloramientos rocosos separados por unos 50 metros; uno de ellos (A) tiene una tacita grande; en tanto el otro afloramiento (B), tiene formas poco definidas, no pudiéndose determinar si hay allí una intencionalidad humana. 

El Sitio 2A, se encuentra en un sector de bosque ralo de eucaliptus y vegetación baja estacional. No se observa material cultural en superficie. Se trata de una roca con solo una gran tacita, de 36 cm de diámetro y una profundidad no determinada. Se ubica en las coordenadas 262.409 / 6.272.437, 210 m.

Sitio 2, con respecto al Sitio 1. Fuente Google Earth 2024.

Síntesis y conclusiones

Según la bibliografía arqueológica, el sector de Llolleo en las serranías costeras al norte de la desembocadura del Río Maipo, estuvo habitado desde hace más de 3000 años, por poblaciones dedicadas a la vida costera, alimentándose mediante la caza, pesca, recolección y horticultura. Se encuentran abundantes evidencias de sitios con materiales cerámicos y líticos de estas ocupaciones, así como tumbas incluidas en los sitios habitacionales o en pequeños cementerios. En este contexto, se encuentran también las llamadas “piedras tacitas”, morteros comunales que representan un significado patrimonial hasta los habitantes de hoy en el territorio.

La información de la comunidad de Alto Santo Domingo en el sector alto de San Juan, permitió visitar en terreno dos sitios arqueológicos. A pesar de que no han sido reconocidos por otros investigadores, y que no se observan materiales en superficie, resulta indesmentible la presencia de estos objetos patrimoniales prehispánicos, que se encuentran protegidos por el Estado de Chile bajo la Ley de Monumentos Nacionales. Con este informe, queremos colaborar con los esfuerzos  de quienes están allí para proteger los territorios del avance avasallador de esta modernidad extractivista que puede significar su destrucción.

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